En sus inicios, el proyecto OCEANIDE presentaba un gran reto: la elección de los materiales que serían óptimos para las necesidades del mercado (estanquidad, migración del material, tanto del envase como del producto envasado, resistencia a los impactos, etc) y que cumplieran con las propiedades adecuadas para su transformación en una máquina inyectora (fluidez, densidad, temperatura de fusión, etc). Con ayuda de AIMPLAS y la UVEG, se fueron seleccionando diferentes proteínas para utilizar como base de los polímeros naturales que se iban a desarrollar. Según se ha ido desarrollando el proyecto, se han ido descartando algunos biopolímeros y haciendo nuevas formulaciones, hasta conseguir varios compuestos óptimos para su escalado en planta de producción.

Durante las pruebas se pudo concluir que los polímeros naturales desarrollados eran procesables bajo un entorno industrial. Los valores de los parámetros de inyección fueron estables, constantes e incluso invariables, reforzando la conclusión de que son materiales procesables mediante inyección convencional.

La Universidad de Valencia, realizó una validación de los prototipos llevando a cabo una serie de ensayos físico-químicos y organolépticos para asegurar que los nuevos envases no alteraran las propiedades de los alimentos envasados. Los resultados indicaron que los biopolímeros desarrollados no afectaban aspectos como el pH, la acidez, el color o la vida útil de los productos alimenticios, lo que confirma la viabilidad de los envases como una alternativa sostenible frente a los plásticos convencionales. Además, se probó que estos nuevos envases mantienen las propiedades barreras necesarias para la conservación de los alimentos.

Para más información del proyecto, pueden consultar el siguiente artículo: https://packaging.day/oceanide-project-natural-polymers-a-new-solution-for-sustainable-packaging/.